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RELATO NARRATIVO: “Y volví a elegirlos”
Diana Racioppi
Mi hijo crecía y decidí estar más cerca físicamente de él. Después de
dos años de madrugadas, viajes en tren, colectivos, mucho frío, cansancio y
tristeza por lo que dejaba, tramité un servicio provisorio en mis horas de
Ciencias Naturales, argumentando unidad familiar, en el mismo distrito donde a
la noche cumplía con un cargo directivo. El trámite fue cruento, larguísimo y
acompañado por esa sensación de que me daban, de favor supremo, algo por derecho
merecido y ganado.
Llegué a mi nuevo destino sobre la hora; la puerta, muy grande, estaba
cerrada con llave. El portón era azul, grande, no se veía madera por ningún
lado y esperé. Di un paso atrás y vi el muro, frío, con esa gran puerta sin
vidrio, como tapando lo que adentro sucedía; frío, todo frío, sin esa madera
que siempre me ha dado calor (como me lo daba mi abuelo carpintero).
A mi alrededor padres y alumnos, como yo, esperando para entrar, pero
en ese instante no les presté atención. Mientras esperaba pensaba que el viaje
en la línea 10 no había sido muy largo, sin embargo la espera sí lo era.
Estaba en Avellaneda, Avda. Mitre, a pocas cuadras, pero ese barrio,
tan distinto...Se abrió la puerta y vi el patio grande, nada más. Me recibió la
directora, con quien en ese momento no hablé mucho porque era tarde. Seguí
hasta el fondo donde me informaron que estaba el tercer ciclo, mientras se me
cruzaban chiquitos hacia sus aulas, pero tampoco registré detalles de ellos esa
mañana.
Me interceptó la preceptora (que contrastaba porque parecía Susana
Giménez); estaba con una docente y mientras me recibían afectuosamente escuché
estas palabras: -"Que se queden los más buenitos, con ellos no hay nada
que hacer, estos chicos son un desastre". Eso me dijeron, pero yo entendí:
nosotros no sabemos qué hacer, no sabemos cómo hacer para enseñarles, no
podemos.
Supe después, que debería encontrar otro punto de partida, un modo de
llegar a ellos desde otros lugares, debería conocerlos, tendría que establecer
una relación muy particular, porque si no, los conocimientos no se harían
presentes. Otra vez apareció un nuevo desafío (situación reiterada en mi
práctica).
Dentro de mi "hiperoptimismo pedagógico" creí que podría
enfrentar todas las situaciones y lo más grave fue que sentí que podría
resolver la totalidad de los problemas. En fin, trabajé (y sigo trabajando)
resistiendo las constantes políticas de exclusión. Entonces, mi optimismo y no
solo el pedagógico, se volvieron frágiles como un papel.
Percibí que en esa escuela, como en tantas otras, se seguía esperando
al alumno con ciertas condiciones, con determinados saberes previos, con
“cultura”, con un lenguaje pertinente y una familia que acompañe. Pero esos
adolescentes que me esperaban en el aula, eran evidentemente distintos a todo
eso, con diferencias significativas porque las condiciones de vida los
golpeaban a diario.
Volví a mirar el patio en toda su dimensión y mi pueblo y mi niñez de
patios grandes y risas fuertes, aparecieron bajo el sol, pero esos alumnos no
eran los chicos de mi niñez y ni siguiera parecía el mismo Sol.
Y entonces sí, vi las paredes pintadas, las puertas rotas, las ventanas
sin vidrios y me dí cuenta de lo que había conseguido por haber pedido un
servicio por unidad familiar.
En ese preciso instante recordé frases:
- "Estas horas hace mucho tiempo que están sin cubrir”.
- "A esa escuela nadie quiere ir”.
Y algunas explicaciones empezaron a aparecer.
Abrí la puerta, despintada, sucia y rota, vi jóvenes pegándose,
mochilas tiradas, todo sucio, desordenado y una visible agitación traducida en
ruidos de sillas y escritorios que se golpeaban, hasta uno voló al patio por la
ausente ventana; todo sin luz, entre las sombras.
Miré las paredes, escritas con groserías, nombres mezclados con
adjetivos, no había luz, habían roto los portalámparas y me di cuenta de que
algunos alumnos salían por un costado, insultando a otros de octavo año, en el
aula de al lado. Esperé, intenté retenerlos, pero rechazaron violentamente mi
contacto físico, que fue como una caricia, nada brusco. Seguí esperando,
entraron de a uno y se fueron sentando mientras en su camino escupían, sacaban
lápices y lapiceras a sus compañeros, pegaban con reglas y nadie se quejaba
para no ser golpeado nuevamente.
Cuando decidieron sentarse, apareció una auxiliar con el mate cocido.
Se generó el caos: pelearon por los vasos, insultaron a la auxiliar porque no
les daba más que un pan a cada uno, volcaron el mate cocido caliente mientras
se servían y luego se sentaron a tomar, poco a poco, y a comer, previos hurtos
de pan a algunos compañeros. Esto generó mi primera intervención, al modo de
ellos: violentamente restituí el pan a quien le correspondía.
Temblando, comencé a observarlos, visiblemente excitados comían y
tomaban algo caliente tenían hambre, casi todos; y al sentirlos, se intensificó
mi temblor.
Logré escuchar algunas frases, todas ajenas a las que esperaba para mis
Ciencias Naturales, y llenas de ofensas hacia las pocas mujeres que había.
Trato de recordar de ese día algún gesto solidario o agradable, algo
que no haya sido inesperado, y no lo encuentro.
Cuando intenté presentarme alguien pidió ir al baño, mientras me
preguntaba si yo tenía auto (según me contó después, era él quien daña los
autos de los maestros). No le di permiso para ir al baño y se me acercó
peligrosamente alterado; descubrí luego que no podía controlarse, ni física ni
emocionalmente. Me enfrento mal, entonces insistí con el no; tardó, pero se
tranquilizó y volvió a su lugar, por supuesto pegándole a otros mientras
retornaba a su silla.
Hablé, balbuceé, algunos me escucharon, grité, me dieron sus nombres y
direcciones. Entre risas y acotaciones como chorro, puta, trolo, gato, descubrí
que la mayoría venía de La Tranquila, -"la que sale todos los días en la
tele”- dijeron varios al mismo tiempo.
Entró la preceptora a tomar asistencia y me hacia comentarios de cada
uno, sobre la familia ausente, dividida; hermanos multitudinarios y otras
yerbas. Le pedí que se quedara, otro error. La agredieron por historias que
parecían viejas; le decían Barbie, vieja, gato, hasta que se fue, pidiéndoles
que por favor me respetaran.
Me iba impregnando la sensación patética del desprecio que los alumnos
tenían por todo y por todos, indudable respuesta al intenso desprecio que otros
sentían por ellos y por lo que de ellos venía.
Y yo ahí, parada en el medio de tanta desolación y desorden, atravesada
por tantas realidades, pude sentirme alguien, con un propósito, con un fin.
Elegí intervenir como pudiera: mediar, ayudar y aportar. Comencé a
modelar dentro de mí una realidad posible a construir.
Me pregunté: -¿qué hago con estos conocimientos sobre adolescentes y
proceso de enseñanza que construí genuinamente dentro de las aulas y en mi
formación sobre gestión de proyectos? (larga formación, vivida intensa y
placenteramente en distintos ámbitos). Supe que debía construir dentro del
conjunto de normas, algunos códigos diferentes, pero donde quien ejerciera la
autoridad no fuera discutido, tenía que consolidar mi rol.
Y trabajé desde esa nítida zona de incertidumbre, estableciendo,
tibiamente al principio, las relaciones que luego fueron estratégicas sobre el
poder tan discutido, que tenia cada uno en esa aula.
Aparecieron las condiciones y situaciones que permitieron el desarrollo
de la capacidad de aprender en ellos y la mía de enseñar y aprender. Pudimos
interpretar y transformar códigos culturales, históricos y socialmente
producidos.
Todavía hoy aparece como una fotografía, la expresión en sus rostros
cuando les propuse decidir juntos la selección de temas para aprender una
secuencia consensuada e inmediatamente el desafío de construir una huerta. Se
pararon todos, comenzaron a discutir sobre qué sembrar y hasta llegaron a armar
una cadena de ventas con un previsible enriquecimiento económico.
Lo sentí, esta práctica de desconstrucción y construcción de formas
sociales, ese movimiento contrario, de formas de interacción diferente, pero de
autonomía, que necesité y necesito sentir.
Había emoción cada mañana, barro de la huerta y un alboroto
desentonando con la dinámica escolar. Luego apareció el placer y les dije cada
día, mientras los abrazaba, que los quería desde mis manos, que los tocaban,
hasta mi corazón, que los elegía porque podía hacerlo. Pero el trabajo fue de
todos, el aprendizaje era de todos y les dije que ya no seríamos como el primer
día, que sin duda, seríamos mejores.
Algunos recuerdos de rechazo e intolerancia quedaron impresos y aunque
supe que mi modelo de teoría tan firmemente internalizado, allí no servía,
nunca pensé en irme.
¿Qué fue, qué es para mí este sitio?
Es la pregunta inicial mientras desando el camino. Desde aquel día me
veo creciendo, pensando mis planes de aula, rompiendo papeles, deshaciendo
proyectos, creciendo, buscando ayuda, soportes, contención, respuestas,
buscando, buscando mientras revisaba la psicología evolutiva, tratando de
entender nuevamente la teoría psicoanalítica del desarrollo adolescente,
creciendo, armándome y vuelta al principio, pero, sobre todo...aprendiendo con
ellos.
Y volví a elegirlos, ese sí que era un grupo clase distinto, que me
hizo distinta, que me volvió significante, grande, sólida, íntegra.
Y cuando aprendieron a lavarse la cara y las manos y aceptaron
higienizarse la boca al levantarse, y tomé cuenta de ello, me sentí docente
como en ningún otro lugar, docente como yo quería ser.
Relato construido en el marco del Taller de Documentación de Experiencias
Pedagógicas (2003) a cargo del Equipo Memoria Docente y Documentación
Pedagógica del Laboratorio de Políticas Públicas Buenos Aires.
CONSIGNAS:
Luego de leer el caso presentar por escrito en forma individual o en
parejas la respuesta los siguientes
ítems: (todas las respuestas deberán estar justificadas y deberán contener las
citas de la bibliografía o documento de referencia)
- Si bien en el caso no se nombra la
discapacidad realicen una relectura y expresen su opinión acerca de aquello
que aparece naturalizado. Copien dos o tres oraciones que lo demuestren y
manifiesten una hipótesis acerca de como podría insertarse (como sería
recibido) un estudiante con una discapacidad en ese contexto.
- Sostiene Slkliar “….me parece que
habría que considerar la existencia de una frontera que separa de modo muy
nítido aquellas miradas que continúan pensando que el problema está en la
“anormalidad” de aquellas que hacen lo contrario, es decir, que consideran
la “normalidad” el problema”. Realice una lectura del caso desde una
mirada que intente postular que lo normal es el problema.
- ¿Quiénes aparecen como “anormales”?
desarrollen al menos una hipótesis que intente explicar esa presencia.
- Siguiendo la Circular Técnica
1-2014 ¿cuáles y porqué serían las orientaciones que podrían sugerir al
equipo directivo y cuáles a la docente?
- Identifiquen y expliquen cómo se
juega en este caso la relación entre integración – inclusión.
- ¿Qué reflexión en torno a la inclusión
– integración pueden aportar para pensar la realidad educativa de este
caso?
7.
¿Qué relación puede
establecer en este caso entre entre lo urbano, lo normal y la
exclusión-inclusión?
- ¿De qué modo se habla de la
educación en el relato? ¿ y de los sujetos? ¿en dónde “reside” la
educabilidad? ¿se entienden a la educabilidad como un atributo de
humanización y como efecto de las prácticas educativas empleadas o desde una perspectiva que explica el
problema como un déficit individual, familiar o social que porta un alumno
y que condiciona sus posibilidades de desempeño escolar? Identifique
fragmentos en el texto.
- “Como señaláramos, desde la
perspectiva de los enfoques socioculturales en psicología educacional, se
ha planteado con recurrencia la necesidad de adoptar nuevas unidades de análisis
para la comprensión de los fenómenos de desarrollo así como para el
abordaje de las prácticas de los sujetos. Tal variación desplaza la mirada
de los «individuos» a las situaciones en las que están implicados con su
singularidad. Dentro de estas situaciones cobran especial relevancia los
vínculos intersubjetivos y los instrumentos semióticos o de mediación que
configuran la situación y el modo de acción de los sujetos. De tal modo,
autores como James Wertsch entienden que la acción humana debe leerse en la
clave de «agentes que actúan con modos de mediación». Esto es, los
sentidos y efectos de la acción inmersa en escenarios culturales
específicos cobran propiedades específicas de acuerdo a la naturaleza de
los escenarios y de los instrumentos de mediación en uso.” (Baquero, “Las
prácticas….”)
-En esta cita se
plantean dos posturas ¿con cuál se emparenta la respuesta de uds. en el punto
anterior? Elaboren una nueva respuesta desde la otra postura.
ANEXO
ALGUNAS AYUDAS PARA LA REDACCIÓN DE
TRABAJOS ACADÉMICOS
I. Fuentes
citadas en el cuerpo del trabajo
Cuando se omite el nombre del autor en
el texto:
Se menciona el apellido del autor y el
año de la publicación citados entre paréntesis.
Ej. La mayor capacidad de estos cables significa que se pueden emplear velocidades de transmisión mayores y que se puede usar información gráfica más compleja como películas en color (Koenig, 1984)
Cuando el trabajo tiene 2 o 3 autores:
Ej. La caja del paquete x25 es un ejemplo de este protocolo (Dhas y Konangi, 1986)
(Cuando se cita más de un trabajo del mismo autor, a continuación del apellido se coloca la primera palabra del título, seguido del año de edición de la obra)
Ej. La mayor capacidad de estos cables significa que se pueden emplear velocidades de transmisión mayores y que se puede usar información gráfica más compleja como películas en color (Koenig, 1984)
Cuando el trabajo tiene 2 o 3 autores:
Ej. La caja del paquete x25 es un ejemplo de este protocolo (Dhas y Konangi, 1986)
(Cuando se cita más de un trabajo del mismo autor, a continuación del apellido se coloca la primera palabra del título, seguido del año de edición de la obra)
Cita indirecta:
Cuando se menciona el nombre del autor
en el texto, es el caso de parafrasear o sintetizar el texto original. Se puede
colocar o no el año de publicación entre paréntesis:
Ej. Alfredo Binet (1974) daba el siguiente ejemplo:
Ej. Foucault agregará que no se le ha dado a las innovaciones tecnológicas ...
Ej. Alfredo Binet (1974) daba el siguiente ejemplo:
Ej. Foucault agregará que no se le ha dado a las innovaciones tecnológicas ...
Cita textual o directa:
Se utiliza cuando se necesita proveer
una autoridad o preservar la integridad del texto original. Es necesario
introducir la cita dentro del propio texto. Se coloca año de publicación y Nº
de página entre paréntesis:
Ej. Lazo (1982: 55) señala que: "es un proceso de constitución...”
Ej. Lazo (1982: 55) señala que: "es un proceso de constitución...”
Luego las citas se desarrollan en forma
completa en la bibliografía del trabajo.
II.
Pautas básicas de redacción (Tomado de Taller de
Escritura Académica. Lic. Cynthia Berenguer)

Son las dos
características más importantes de cualquier texto escrito.
» Para
mantener la coherencia verifique:
- que el texto tenga un “hilo conductor”:
las ideas deben estar organizadas con algún orden lógico y construirse con
una progresión temática
- que se lea como una unidad (el cierre debe
concordar con la introducción; las conclusiones, con el o los objetivos)
- que la información sea relevante y los
datos estén actualizados

- que el texto no sea confuso
- que no haya repeticiones innecesarias
- que haya utilizado suficientes marcadores
textuales (conectores)
- que el lenguaje sea específico (no usar
“palabras baúl” 9)
b.- Algunos elementos clave

Ejemplo adecuado:
“Educación
alimentaria nutricional en colegios: evaluación de la efectividad de una
intervención educativa”
Ejemplos inadecuados10:
“Aprendiendo a alimentarse en la escuela”
“Los jóvenes y la nutrición: ¿cómo enseñarles?”
“Efectividad de la EAN en una intervención”

Ejemplo adecuado:
Ejemplo inadecuado:
Comencemos
diciendo que una de las cuestiones más relevantes con respecto a la epidemia
global de obesidad y sobrepeso es que la Argentina no se encuentra alejada de ésta.
c.- El gerundio
No es un verbo, sino un verboide; siempre denota acción, transformación
o cambio, nunca cualidades.
ü Usos:
a) Con el verbo estar.
Por ejemplo:
Me estaba llamando.
b) Coordinado con otros verbos conjugados (indica simultaneidad de
acciones).
Por ejemplo: Martín entró saludando.
O se puede colocar al principio: Haciendo de tripas corazón,

c) Dentro de frases que se refieren al sujeto.
Por ejemplo: Investigando en la biblioteca, encontré mucha
información.
O: La madre, sonriendo, abrazó al niño.
O: La madre, sonriendo, abrazó al niño.
d) Dentro de frases que se refieren al complemento
directo.
Por ejemplo: Sentí los trozos de vidrio cayendo sobre la mesa.
Aunque, a veces, este uso puede dar lugar a
confusiones:
¿quién caía sobre la mesa: “los trozos de vidrio” o “yo”?
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