Ficha de cátedra
Mayo de 2011
ALGUNOS CONCEPTOS DE
DURKHEIM PARA PENSAR LA EDUCACIÓN Y LA CIUDADANÍA
Cristian E. Lucero
“Es la naturaleza
específica del hombre llegar a las reglas. No sabemos cuán difícil
es inculcar al niño el sentimiento de la regla.
No hay educación sin
autoridad moral; esto es lo que distingue el adiestramiento de la
educación”.
(E. Durkheim)
RESUMEN
En esta ficha presentamos algunos conceptos
fundamentales de la obra de Durkheim para entender el rol de la
educación en la sociedad. “Solidaridad orgánica”, “conciencia
colectiva” y “hecho social” son nociones potentes para pensar
el modo en que se desarrolla la dinámica social e insertan en ella
los individuos. Además de describir brevemente esto conceptos en
esta ficha señalamos algunos puntos de contacto con el concepto de
hábitus desarrollado por Bourdieu.
El objetivo final de este trabajo es repensar la
noción de libertad con la que podemos abordar la práctica
educativa. Para ello proponemos el planteo en términos de tensión,
ubicando a la educación como un espacio que no puede renegar de la
conservación y de determinado grado de imposición para pensar una
libertad posible en los términos de las ideas de Durkheim.
PALABRAS CLAVE:
Tensión coacción-libertad, educación,
conciencia colectiva, hecho social, ser social.
ALGUNOS CONCEPTOS DE
DURKHEIM PARA PENSAR LA EDUCACIÓN Y LA CIUDADANÍA
Elaboramos esta ficha con la intención de retomar
solo algunos conceptos de la extensa producción de Emile Durkheim.
La selección está orientada hacia aquellas ideas que permiten
volver a mirar la relación entre sociedad, educación y ciudadanía.
También entendemos que dada la importancia del autor y de su obra es
más que pertinente su inclusión a la hora de repensar los
fundamentos de la pedagogía. Los conceptos que elegimos para esta
ficha están atravesados por el interrogante sobre la relación entre
individuo y sociedad y, al mismo tiempo, encierran la tensión
“coacción – libertad”.
La cuestión del ORDEN SOCIAL fue uno de los
principales aspectos de la vida en sociedad en el que Durkheim centró
su atención. Siguiendo a Portantiero (1977) podemos señalar que el
interés por el orden social manifestado a final del siglo XIX y
principio del XX, expresa un interrogante que aún no pierde
actualidad ¿Cómo asegurar el orden en la sociedad industrial en
donde están rotos los lazos que atan a los individuos a la sociedad?
Tal como encontramos hoy una profusa bibliografía sobre los cambios
en la sociedad, Durkheim también señalaba el cambio social como un
momento de “ruptura” entre los individuos y el colectivo.
Observaba en la sociedad industrial naciente por aquel entonces
dificultades para la integración o, dicho en su lenguaje, para la
aceptación de la norma. Para él, el orden social y el MORAL son
equivalentes y éste se expresa en un sistema de normas.
Durkheim encontró en el concepto SOLIDADARIDAD
ORGÁNICA una herramienta para pensar cómo se construía un orden
social y moral en la sociedad industrial. Postuló que la relación
individuo y sociedad se sostiene mediante la solidaridad orgánica y
la solidaridad mecánica. Esta última es una de las formas más
primitivas de relación y se basa en las semejanzas entre individuos.
A diferencia de la mecánica, la solidaridad orgánica reconoce las
diferencias individuales y los conflictos que estas conllevan.
Muchas veces se señala, acertadamente, que
Durkheim es representante de una sociología que desconoce o ignora
el conflicto. No está demás aclarar que se trata del conflicto de
clases y no entre individuos. Se sobreentiende que si el interés de
su labor radicaba en la relación entre los individuos y el
colectivo, la conflictividad efectiva o latente entre ellos formó
parte de su análisis sociológico.
Resulta interesante, entonces, que nos preguntemos
cómo es posible en nuestras sociedades pensar una idea o un modelo
de ciudadanía cuando las diferencias individuales se tornan
conflictivas. Siguiendo al autor encontramos que el conflicto no se
tramita entre los individuos, sino que solo pueden ser resueltos si
existe una AUTORIDAD exterior que fije los límites.
Aquí aparece la apelación a un concepto que
supera a los individuos y que va más allá de lo observable en
primera instancia. Esa fuerza externa es la CONCIENCIA COLECTIVA, que
modela al individuo y evita que la sociedad sea una guerra de todos
contra todos.
En este concepto se aprecia claramente la
supremacía que Durkheim le otorga a la sociedad por sobre el
individuo. El siguiente fragmento del texto ilustra la idea: “…no
podrán dictársela ellos mismos (el límite que contenga las
pasiones); deben recibirla de una autoridad que respeten y ante la
cual se inclinen espontáneamente. Únicamente la sociedad, ya
directamente y en su totalidad, ya por mediación de uno de su
órganos, está en condiciones de desempeñar ese papel moderador;
porque ella es el único poder moral superior al individuo y cuya
superioridad es aceptada por éste”
(“El suicidio”, citado en Portantiero)
Entonces podemos decir que para Durkheim la
sociedad encuentra su mejor funcionamiento a partir de la
construcción de una conciencia colectiva, la cual emana una
autoridad respetada por los individuos porque comparten esa
conciencia. Sobre esta base se produce un sistema de normas que
sostiene en el orden social y moral.
¿Con que objetivo mencionamos estos conceptos
harto trabajados en las ciencias sociales? Lo hacemos porque ellos y
otros aspectos de la obra de Durkheim son de suma utilidad para
pensar y repensar las dinámicas sociales y el papel que desempeña
allí la educación. Aún sin compartir su enfoque organicista y
funcionalista1,
intentamos colocar varias de sus reflexiones y conceptos al servicio
de la reflexión sobre la transmisión de la cultura. En este marco,
nos parece oportuno mencionar el concepto de HECHO SOCIAL para pensar
la educación porque alude a las formas de incorporación de las
normas sociales y la conciencia colectiva.
Para Durkheim el propósito de la sociología es
el estudio de los hechos sociales. Los define como “toda
forma de obrar, de pensar y de sentir que ejerce sobre el individuo
una presión exterior. Es decir, son anteriores y externos al
individuo; lo obligan a actuar, lo coaccionan en determinada
dirección”. Uno de los elementos que
a nosotros más nos interesa es que los hechos sociales se expresan
en normas, leyes e instituciones. De este modo se puede entender que
la ciudadanía, particularmente su forma de ejercicio, se sostiene en
la incorporación de la presión exterior. Vale aclarar, entonces,
que una ciudadanía crítica implicaría revisar y develar los
mecanismos y elementos que participan en la construcción de la
sociedad y entender cuál es el papel de la educación.
Ubicándonos en el programa de nuestra materia, en
el marco de la transmisión de la cultura no podemos obviar que en la
visión Durkheimniana existe una clara asignación de un rol de
transmisión y de continuidad asignado a la educación “…la
educación es un hecho social, es una socialización metódica por
medio de la cual la sociedad prepara en el corazón de los niños las
condiciones de su propia existencia” (Gonzalo Cataño en
Durkheim 1998).
El concepto de hecho social está muy emparentado con el de hábitus
en la medida que alude a la incorporación del mundo externo.
Incorporación que no es accesoria sino estructurante de la
subjetividad, aunque no por ello son inamovibles o determinantes: “el
hábitus es una estructura estructurada en y por la práctica
corporal intersubjetiva (…), las condiciones objetivas que se
interiorizan, lo hacen mediante la práctica, o sea que no lo hacen
en tanto objetividad (sino estaríamos frente al dualismo) sino como
fisonomías, haciendo cuerpo con la carne del “agente”. Creemos
que Bourdieu insiste en que son “objetivas” a la manera
durkheimiana o sea, como exteriores e impuestas desde afuera al
“agente”, en el sentido de que un acto de voluntad encuentra
resistencia al querer cambiarlas; lo cual no significa que
colectivamente no se puedan transformar”
(Dukuen 2010:18)
Esta es una mirada que permite pensar cómo el
individuo se relaciona con la sociedad y cómo se consigue constituir
un sujeto social. Aunque, sin negar la validez de los aportes,
debemos señalar que no habilita al análisis de la situación
completa porque deja fuera la cuestión del poder. En Durkheim el
interés de su trabajo estuvo colocado en conservar la cultura y la
dinámica social. Los conceptos elaborados en ese marco no permiten
hacer visibles los procesos de dominación y de reproducción de las
desigualdades de clase.
¿Qué sucede específicamente con la educación?
Pensando la relación “sociedad y escuela” podemos tomar los
conceptos antes mencionados para revisar qué sucede con la educación
y la escuela como proceso o fenómeno sociológico. Durkheim señala
que la educación es un hecho social porque constituye una manera de
ver, de sentir y de obrar a la cual no se llega espontáneamente.
Relacionamos esta idea con lo que luego retomó Bourdieu respecto de
la construcción social del gusto y el condicionamiento de la
perspectiva del mundo social según la clase social. La habitual
expresión “todo depende del cristal con que se mire” no debe ser
tomada ligeramente en este caso, ya que lo que nos muestran Durkheim
es que esos cristales lejos de ser fenómenos individuales y librados
al azar obedecen a causas sociales. Dicho de otra manera, el modo en
que entendemos que (por ejemplo) deben relacionarse una familia o los
miembros de ella no se corresponden con una generación de opinión
individual sino que forma parte de la coacción social: “somos
víctimas de una ilusión que nos hacer creer que hemos elaborado por
nosotros mismos lo que se nos impone desde fuera”
(Durkheim en Portantiero 1977:49). Para reafirmar esta idea
transcribimos este párrafo: “… toda
educación consiste en un esfuerzo continuo para imponer a los niños
maneras de ver (…). Desde los primeros momentos de su vida les
obligamos a comer, a beber, a dormir en horas regulares, a la
limpieza, al sosiego, a la obediencia; más tarde les hacemos fuera
para que tengan en cuenta a los demás, para que respeten los usos,
conveniencias; les coaccionamos para que trabajen, etc. Si con el
tiempo dejan de sentir esta
coacción, es que poco a poco origina hábitos y tendencias internas
que la hacen inútil, pero que sólo la reemplazan porque derivan de
ella. (…) La educación tiene
por objeto construir al ser
social; en ella se puede ver,
como en resumen, la manera como en la historia se ha constituido ese
ser. Esta presión de todos los momentos que sufre el niño es la
presión misma del medio social que tienden
a moldearlo a su imagen y del cual los padres y los maestros no son
más que los representantes y los intermediarios.”
(Durkheim en Portantiero 1977:49. Negritas propias)
Si bien Durkheim, tanto como Rousseau y otros pedagogos franceses,
retomó nociones de Kant para pensar la pedagogía, encontramos en él
un distanciamiento del ideal kantiano que propone como fin de la
educación al individuo en toda su dimensión. Se observa un
alejamiento de la postura individualista o centrada en el individuo y
surge un planteo en el que reivindica la diferenciación social de
las aptitudes y de la preparación para actividades diversas, pero en
el que no considera que existan facultades humanas universalmente
válidas. Durkheim ha realizado esfuerzos por congeniar la “libertad
individual” con la “justicia social”, pero según nuestro
entender la primacía está del lado de lo social “toda vida
común es imposible si no existen intereses superiores a los de los
intereses individuales”.
Asimismo el planteo Durkheimniano es de corte instrumentalista porque
aparece ligado a un proyecto político de conservación. Por eso
postula la necesidad de un sustrato común, una formación común que
permita en todo caso mantener la cohesión social, sin la cual no es
posible el sostén del orden socio-político. La siguiente
definición de educación es elocuente para observar su aspecto
conservador: “la acción ejercida por las generaciones adultas
sobre aquellas que no han alcanzado todavía el grado de madurez
necesario para la vida social. Tiene por objeto el suscitar y
desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos,
intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política
en su conjunto como el medio ambiente específico al que está
especialmente destinado”.
Arribamos al punto que nos parece central en esta
presentación. Coincidimos en que la educación tiene por finalidad
construir al ser social y a partir de allí sostenemos que lo que se
tiene que imponer es el debate por lo político de la educación. Si
la educación es un hecho social ¿Cuáles serían los modos de ser,
de sentir y de pensar que quisiéramos que la escuela favoreciera?
¿Cuáles serían los que quisiéramos modificar o revisar? Las
respuestas a estas preguntas no pueden se consideradas correctas o
incorrectas porque son fruto de una construcción política y tienen
que ver con la sociedad que queremos construir.
Este modo de entender lo social repercute
directamente en la noción de libertad: si las tendencias internas no
son más que la coacción hecha cuerpo ¿qué lugar queda para la
libertad? A primera vista podría decirse que poco, pero es necesario
salir de esa respuesta reconsiderando el concepto de libertad. Tal
como lo plantea Durkheim la libertad en la sociedad es posible
“dentro” de la conciencia social y regulada por las normas. Esto
quiere decir que no hay una libertad ingenua y descontextualizada, es
una libertad social. Ser un integrante de la sociedad es hacer uso de
esa libertad y el proceso de incorporación exige someterse a la
coacción del medio.
Educación, sociedad y ciudadanía son espacios de
libertad, de una libertad que está en constante tensión con la
coacción. La tensión se verifica en que para poder elegir primero
es necesario estar incorporado al colectivo. Durkheim, retomando a
Kant, plantea la autoridad moral como un irrenunciable para la
construcción de ciudadanía, ya que la autonomía personal no está
enfrentada a la disciplina (Durkheim 1998:71). Un camino posible a la
ciudadanía no podría dejar de tener en cuenta la moral y el tipo de
ciudadano que la nación necesita. Esta es la discusión política
permanente e inacabada.
Hasta aquí hemos señalado algunos de los conceptos de Durkheim que
nos resultan útiles para pensar en términos de tensión la libertad
y la coacción. Entendemos que la ciudadanía y la educación no
pueden librarse de prácticas conservadoras si pretenden dotar de
mayores espacios de libertad para los sujetos. El hecho de que el
autor que aquí tomamos no incorporara a su trabajo la noción de
clase social no es un impedimento para que intentemos repensar, sin
apelara al pesimismo, al optimismo u a otras postura ingenuas, cómo
las práctica educativas pueden aportar al acceso del ejercicio de la
ciudadanía.
Pensar junto con Durkheim que la educación está al servicio de la
sociedad permite repensar el sentido de la educación. Es
considerarla como una práctica propia de la sociedad y dotada de
sentido político si pensamos qué tipo de ser social estamos
contribuyendo a formar.
***
Referencias bibliográficas:
- Álvarez-Uría Fernando (2007) “Sociología y educación”. Textos e intervenciones de los sociólogos clásicos. Ediciones Morata. Madrid.
- Dukuen, J (2010) “La génesis de la noción de habitus en Bourdieu y el problema de una ontología dualista en antropología del cuerpo y las emociones”. Versión electrónica http://www.antropologiadelasubjetividad.com/images/trabajos/juan_dukuen.pdf
- Durkheim E (1998) Educación y Pedagogía. Ensayos y controversias. Losada. Bs.As.
- Mendiola Escobedo , D y Pérez García, A (2008) “La idea de Educación de Durkheim con motivo del ciento cincuenta aniversario de su nacimiento”. Revista del centro de investigación. Año/vol 8, pp 109-120. Universidad de La Salle , México.
Versión
electrónica: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/342/34282911.pdf
- Morales Zúñiga, L (2009) “DURKHEIM Y BOURDIEU: REFLEXIONES SOBRE EDUCACIÓN” Versión electrónica: http://www.reflexiones.fcs.ucr.ac.cr/documentos/88_1/durkheimBourdieuReflexionesSobreEducacion.pdf
- Portantiero J.C (1977) La sociología clásica: Durkheim y Weber. CEAL. Bs.As.
Lic. en Psicopedagogía UNLZ. Doctorando en Educación por la UBA.
JTP. Cátedra de
Pedagogía. Fac. Cs. Sociales. UNLZ.
1
SISTEMA NORMATIVO, SISTEMA DE VALORES, CONCIENCIA
COLECTIVA, HECHOS SOCIALES son conceptos desarrollados por Durkheim
para objetivar y exteriorizar el mundo social. Esto se acepta como
dato y como parte del orden natural. Es una visión ahistórica.
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